El principal problema y el error de origen en la contaminación por plástico, es que durante años hemos confundido el plástico con basura, y en consecuencia lo hemos manejado como si fuera tal cosa.

Una vez que ya no necesitamos el plástico, se convierte en algo que requiere de un manejo y tratamiento especial, muy distinto al manejo que damos a cualquier desecho. Esto se debe a que el pástico se transforma. Se acumula en islas flotantes, se tritura, pero no lo veremos degradar, y al convertirse en partículas cada vez más finas, se incorpora progresivamente a nuestros alimentos, al agua que tomamos y al aire que respiramos.

Entonces, definitivamente, el plástico no es basura, sino una sustancia peligrosa. Veamos tres ejemplos, quizás pueden ser un poco extremos, pero nos pueden ayudar a comprender mejor la situación:

Las heces fecales son un producto de desecho del sistema digestivo de las especies vivas, pero no son basura. Contienen bacterias y virus que pueden ser perjudiciales para la salud humana y el medio ambiente. Por lo tanto, es importante desechar las heces fecales de manera adecuada para evitar la propagación de enfermedades y la contaminación del agua.

La evolución histórica y cultural de la correcta disposición de las excretas ha tenido una enorme influencia sobre nuestra arquitectura, economía y desarrollo, así como también sobre la planificación y construcción de nuestros sistemas de alcantarillado, cloacas y desagües, con un marco legal que los define y delimita.

No es correcto arrojar las baterías dañadas de los vehículos a la basura porque contienen sustancias tóxicas como el plomo y el ácido sulfúrico que pueden contaminar el medio ambiente y ser perjudiciales para la salud humana.

Las baterías de los vehículos deben ser recicladas en instalaciones especializadas para evitar la contaminación del suelo y el agua. En el mundo, existen distintas normativas que regulan el reciclaje de las baterías de los vehículos.

Está claro que nadie necesita su propio cuerpo después que muere, son nuestros restos mortales, los cadáveres. Cuando alguien muere, ocurre sin duda una pérdida muy dolorosa para su familia. Dependiendo de sus convicciones religiosas y en ocasiones siguiendo las propias decisiones que el ahora occiso tomará durante su vida, los cadáveres son cremados, sepultados o en ocasiones, embalsamados, pero no son arrojados a la basura. Hacer semejante cosa, es un delito y el responsable será castigado.

De hecho, en la historia del hombre, en los códigos de cada religión y las normas de cada país existe un marco legal que define y regula el correcto proceder con los cadáveres. De alguna forma, en torno a este inevitable hecho, la sociedad y la economían han evolucionado desde la elaboración de los más variados ataúdes, hasta la organización de visitas guiadas a cementerios que funcionan como una atracción turística.

En todos los ejemplos mostrados, podemos apreciar cómo se da un tratamiento especial, siempre como consecuencia de experiencias desagradables y luego un razonamiento lógico, que está relacionado con la salud y con el bienestar de los seres humanos y el medio ambiente.

Los humanos evolucionamos históricamente, en parte gracias a decisiones oportunas frente a eventos naturales, por ejemplo, la muerte de nuestros seres queridos. Siendo el plástico un producto creado por el hombre, en la cúspide del desarrollo tecnológico e industrial, no se trata de un proceso que nos haya acompañado en nuestra evolución histórica durante siglos, sino de algo que apareció, irrumpió con fuerza en nuestra economía y en nuestras vidas, se masificó, y ahora se está acumulando en los suelos, los océanos y la atmósfera.

Imaginemos que no tuviéramos la costumbre de enterrar a nuestros muertos y que de pronto nos dijeran que existen 130 toneladas de cadáveres en el océano y que -además- cada día arrojamos 13 toneladas adicionales de cadáveres al mar ¿Tendría sentido que alguien nos dijera hoy que para el 2040 podemos reducir al 80% la contaminación por cadáveres lanzados a la basura?

No tendría ningún sentido, ¿verdad? Sería un escándalo moral y religioso, sin duda alguna. Sin embargo, esos mismos números aplican al plástico en nuestros océanos según estimaciones para el día hoy. Y -hagamos énfasis aquí en un aspecto cruel, pero muy real- la naturaleza podría perfectamente manejar tal cantidad de materia orgánica biodegradable proveniente de cadáveres.

Sin embargo, con el plástico sucede algo distinto. Pero aún así, vemos como luego de incontables horas de debate y varias cumbres internacionales, autoridades organizadas en consonancia con poderes económicos mundiales, se comprometen a realizar un borrador para discutir un posible acuerdo en noviembre 2023 y consideran disminuir en un 80% la contaminación por plásticos para el 2040 como si de basura se tratara.

Si bien hace más de 50 años, el plástico podría parecer basura y ser confundido con una sustancia inocua, en la actualidad es bien conocido que produce un severo daño al medio ambiente, afectando directamente la salud de todos los seres vivos, y muy especialmente de los seres humanos. Los plásticos liberan monómeros y vapores, y cuando son arrojados al medio ambiente, se fragmentan en micro y nanoplásticos que después son aspirados, ingeridos o absorbidos a través de la piel produciendo diferentes tipos de plasticosis.

Entonces, si ya hemos entendido que se trata de una sustancia peligrosa, ¿por qué continuamos confundiendo al plástico con basura? 

El plástico no es basura, puede ser un material de uso cotidiano, pero cuando ya no lo necesitamos, se acumula, se transforma, y se convierte en un material muy peligroso, que exige un tratamiento muy especial.

De la misma forma inteligente y oportuna en que actuaron nuestros antepasados para determinar la necesidad de enterrar a nuestros muertos, para crear letrinas y sistemas de cloacas, o para procesar el peligroso plomo y ácido de las baterías, debemos actuar ante el plástico hoy.

¿Qué hace falta para que nosotros, los seres humanos del siglo XXI, la única forma de vida inteligente del planeta, y los únicos responsables de la fabricación de un producto peligroso, que no crece en los árboles ni aparece en las minas, podamos actuar de inmediato y con determinación para elaborar una normativa común, educar en todos los niveles y adoptar una concepción generalizada en torno a la adecuada disposición y tratamiento de los plásticos ya utilizados?

#PlasticoNoEsBasura

Fuentes:

https://www.smithsonianmag.com/history/turrets-toilets-partial-history-throne-room-180951788/

http://repositorios.unimet.edu.ve/docs/16/TA145A96R3.pdf

https://www.researchgate.net/publication/268527105_Management_of_used_lead_acid_battery_in_China_Secondary_lead_industry_progress_policies_and_problems
https://bit.ly/uslead

https://bit.ly/chinaleadacid

https://www.weforum.org/agenda/2023/06/reduce-plastic-pollution-unep/

https://www.unep.org/news-and-stories/press-release/inc-chair-prepare-zero-draft-international-agreement-plastic

https://www.elconfidencial.com/medioambiente/empresa/2023-05-31/tratado-contaminacion-plasticos-onu-paris_3655677/

por webmaster

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